La sabiduría tiene más que ver con hacer
las preguntas adecuadas, que con saber un montón de cosas. La sabiduría se
consigue al procesar la información de una manera correcta; al investigar cómo
la nueva información afecta a toda la información obtenida anteriormente.
Cuando formulamos las preguntas adecuadas, encontramos respuestas que llevan a
nuevas preguntas y, gracias a esta dinámica, logramos continuamente una mejor
comprensión de nosotros mismos y del mundo en que vivimos.
El Génesis, el primer libro del Antiguo
Testamento, es un libro de sabiduría. Es un libro que anima al lector a hacer ciertas
preguntas. Las respuestas luego llevan a nuevas preguntas, y gracias a esta
dinámica o se descubre ciertos secretos o se obtiene una mejor comprensión de
ciertos asuntos.
Tomemos por ejemplo el capítulo sobre el
criado de Abraham que va en busqueda de una esposa para Isaac (Gn24). El lector
atento se da cuenta de que no tiene mucho sentido que después de que el siervo
da adornos y ropa de plata y oro a Rebeca, también ofrece regalos a su hermano
y a su madre. ¿Por qué obsequía regalos al hermano de Rebeca, y no al padre de
Rebeca?
Cuando hacemos esta pregunta, e investigamos
toda la información sobre los lazos familiares entre los diferentes
protagonistas de esta historia, descubrimos que Rebeca era el fruto de una
relación incestuosa entre Milká y su hijo Betuel. Por lo tanto, Betuel no sólo
era su padre, sino también su hermano. Las palabras ‘hermano’ y ‘hermana’ solamente
implican tener un padre en común.
Como Rebeca es la madre de Jacob, un
antepasado directo del rey David y de Jesús, este descubrimiento sorprenderá a
mucha gente, pero no sorprenderá a los que después de estudiar las genealogías de
Adán hasta Noé han descubierto varios casos de incesto, la endogamia y las
relaciones extramaritales. Además, Milká era la hermana de Lot, y el Génesis
nos dice que Lot cometió incesto con sus dos hijas.
El Génesis dice que Milká y Lot eran hijos
de Harán, pero no menciona que Harán se casó. Ya que nos dice que sus hermanos
Abraham y Nacor se casaron, esto nos anima a investigar los vínculos familiares
de Harán y descubrir así que él tenía a sus hijos de una de las esposas de su
padre. Esto explica por qué en cierta ocasión Abraham se refirió a Lot como su
hermano y por qué el Génesis menciona a los hijos de Harán, pero no a la esposa
de Harán. Harán no podía casarse con la madre de sus hijos, porque ella ya
estaba casada con su padre.
La mujer con quién Harán tuvo hijos no necesariamente
tiene que haber sido su madre. Su padre
tuvo por lo menos dos mujeres porque Abraham y Sara
eran hermanos pero no de la misma madre. Desde luego que la diferencia entre
mantener relaciones con la propia madre y con alguna de las otras mujeres del
padre es muy grande, porque en el segundo caso no hay consanguinidad. Sin
embargo, este tipo de relación es también considerada un incesto, ya que este
concepto se refiere a cualquier relación con parientes entre quienes no está
permitido el matrimonio.
Esta definición bien puede tener su lógica porque
parece que el incesto entre un hijo y una mujer de su padre, pero que no sea su
madre, lleva una generación más tarde al incesto entre una madre y su hijo, o
entre un padre y su hija. Y si es así, explicaría por qué Amos, un profeta del
Antiguo Testamento, cuando habla de Israel, denuncia el hecho de que un hijo y
su padre acudan a la misma moza (Am2:7). Amos puede haberse dado cuenta de lo
que esto conlleva para la siguiente generación.
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