Lo que
importa sobre el enigma en el Evangelio de San Mateo no es que dice que María
tuvo a Jesús de su suegro. Como no tenemos los cuerpos de Jesús y de José no
podemos realizar unas pruebas de ADN para ver si efectivamente tuvieron el
mismo padre. Lo que sí importa es que hace muchos siglos este enigma hizo creer
a las autoridades religiosas que dice que Jesús nació de una virgen y que
debido a esa mala interpretación hoy más de la mitad de la población mundial –los
cristianos y los musulmanes – supone que Jesús nació de una virgen.
Lo que
importa es que este enigma demuestra claramente que debemos cuestionar a las
autoridades religiosas. Este enigma no sólo pone en evidencia a las autoridades
del cristianismo, sino también a las del islam y las del judaísmo. A las del
cristianismo porque estudiaron el Nuevo Testamento durante siglos sin darse
cuenta de que su primer capítulo contiene un enigma; a los del islam porque Mahoma
dijo que Jesús era un profeta que nació de una virgen; y a las del judaísmo porque
un estudio exhaustivo de las genealogías demuestra que la persona que creó las
genealogías en los evangelios descubrió los secretos en las genealogías del
Génesis * y esto es algo que ellas aún ignoran. Ellas aún no se han dado cuenta
de que la genealogía de Caín y la genealogía de Seth se refieren al mismo árbol
geneálogico y que al procesar toda la información en el Génesis que se refiere
a los lazos familiares se puede descubrir varios casos de incesto, de endogamia
y de relaciones extramaritales. Un buen ejemplo es la esposa de Isaac, Rebeca
**, cuya madre era Milká, la hermana de Lot, y cuyo padre era Betuel, el hijo
de Milká.
Lo que
importa es que este enigma nos enseña a ser críticos con los profetas y sus
revelaciones. Es obvio que Mahoma cometió un error al considerar que Jesús era
un profeta nacido de una virgen. Por lo tanto, debemos cuestionar la naturaleza
de sus revelaciones. Sin embargo, ser críticos con los profetas no significa
considerarlos impostores que inventan sus revelaciones. No hay ninguna razón
para suponer que es imposible recibir una revelación. No es porque algunas
personas son daltónicos que no existen los colores. No es porque la mayoría de
la gente nunca ha tenido una revelación que es imposible tener una revelación.
Hay, sin embargo, una buena razón para investigar lo que sucede cuando alguien
piensa que Dios o un arcángel o el universo se ha comunicado con él, y también
para investigar las revelaciones. Cuando alguien, por ejemplo, oye una voz que
dice que la gente debe sacrificar a su hijo primogénito, ¿cómo sabemos si es
Dios o si es el diablo que exige estos sacrificios? ***
Lo que
importa sobre este enigma es que al investigar la naturaleza de un profeta,
finalmente asociaremos las revelaciones con comunicaciones que nos llegan desde
el subconsciente. Nuestro subconsciente funcione como una enorme base de datos.
Imagínense que de repente procesamos toda la información que hemos aprendido u
observado de manera consciente o no. Es lógico que al buscar todo tipo de
similitudes entre toda esa información se pude llegar a muchas conclusiones y así
finalmente se puede conseguir una perfecta comprensión de nosotros mismos y del
universo. Si nosotros no conseguimos esa buena comprensión de la realidad es porque:
a) pocas
personas reciben mensajes de su subconsciente.
b) no
toda la información es correcta – Jesús, por ejemplo, no nació de una virgen –
y, por lo tanto, siempre debemos cuestionar los mensajes que nos llegan de su subconsciente.
c) como
la persona que recibe un mensaje de su subconsciente no sabe lo que le sucede
puede fácilmente suponer que estos nuevos conocimientos – mensajes – sólo pueden venir de Dios, y
entonces no los cuestiona.
d) los
traumas hacen que nuestro subconsciente no procesa la información correctamente.
Lo que
importa sobre este enigma es que al cuestionar a los profetas – Moisés, Jesús, Mahoma,
etcétera – se puede unir a los que ahora están divididos por culpa de unas
religiones que interpreten a las fuerzas que gobiernan el universo de maneras
distintas. Lo que importa es que al asociaciar las fuerzas que gobiernan el
universo – Dios – con el principio causa y efecto se puede unir a los creyentes
y los no creyentes.
Lo que
importa sobre este enigma es que demuestra que también esos doctos agnósticos y
ateos que estudiaron la Biblia no procesaron esa información sobre las
genealogías de una manera correcta. También ellos han ignorado que la característica
más importante de un linaje es que debido a las relaciones extramaritales
algunos son son verdaderos y otros supuestos. Mientras que uno puede estar
seguro de un linaje femenino, siempre de madre a hija, para estar seguro de un
linaje masculino, siempre de padre a hijo, es necesario hacer una prueba de ADN
para cada generación que remontamos en el tiempo. Las documentos oficiales no
demuestran quién fue el padre de una criatura, sino solo indican quién fue el
marido de su madre.
Lo que
importa sobre este enigma es que un estudio de las genealogías demuestra que
cada vez que la Biblia omite cierta información, o parece contradecirse a si
misma, hay algo que todavía ignoramos. Un ejemplo: el Génesis no nos dice quién
fue la esposa de Harán porque él engendró a Lot y Milká de una de las esposas
de su padre Terah. Otro ejemplo. San Mateo y San Lucas ofrecen linajes distintos
de Jesús porque el primero ofrece el verdadero y el último el supuesto.
Lo que
importa sobre este enigma es que demuestra que tanto el Evangelio de San Mateo,
el primer libro del Nuevo Testamento, como el Génesis, el primer libro del
Antiguo Testamento, guardan secretos. Esto demuestra que originalmente llamar a
un libro ‘sagrado’ significaba reconocer que guarda secretos y que la palabra ‘religión’,
solía referirse a la relectura de un libro sagrado para así descubrir sus
secretos. Lo que importa es que ahora debemos preguntar si todos los libros que
forman parte de la Biblia guardan secretos o sólo es el caso del primer libro
del Antiguo Testamento y del primer libro del Nuevo Testamento. Lo que importa
es que ahora tenemos que preguntarnos qué hizo que las autoridades – creyentes
y no creyentes – ignoraron estos secretos. Lo que importa es que al cuestionar
cómo las autoridades interpretan a los libros sagrados aprendemos a estudiarlos
nosotros mismos. Lo que importa es que cuando dejamos de creer en unas
autoridades empezamos a creer en nosotros mismos. Lo que importa es que ahora
tenemos que preguntarnos quién creó estos libros sagrados y por qué prefería
mantener cierta información en secreto durante un determinado período. Lo que
importa es que tenemos que preguntarnos quién creó este enigma y por qué quería
poner en evidencia a las autoridades en un momento dado. Lo que importa es que
tenemos que preguntar qué tiene de especial este momento particular para que,
después de casi dos mil años, el enigma en San Mateo revela repentinamente sus
secretos ....
* Las
genealogías de Jesús en los evangelios de San Mateo y San Lucas tienen la misma
dinámica que las genealogías de Seth y de Caín en el Génesis. Las primeras
ofrecen la genealogía real, que se basa en el principio ‘padre engendró hijo’. Los
últimos ofrecen la supuesta genealogía: mientras que San Lucas dice que se
creía que Jesús era el hijo de José, la genealogía de Caín comienza con, "Conoció
Caín a su mujer, y ella se quedó encinta y dio a luz a."
** La primera
mención de una virgen en la Biblia es en referencia a Rebeca.
*** Buda dijo
una vez: "No hay que creer en algo simplemente porque hemos oído; ni en
las tradiciones, por su antigüedad; ni en rumores difundidos por chismes, ni
con palabras, porque fueron escritos por hombres sabios, ni en fantasías
inspiradas por un Deva (y se supone que se derivan de la inspiración
espiritual); ni en lo que parece ser lógicamente necesario; ni en la autoridad
única de nuestros profesores y maestros; pero debemos tener en cuenta todas las
enseñanzas orales y escritas que corroboran nuestras razones y conciencia.
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