El Génesis dice que Adam y Eva eran vegetarianos antes de su
expulsión del paraíso. Esto no significa mucho cuando lo consideramos una
fábula1, pero es relevante cuando lo consideramos la obra de un
iluminado.2,3
Este primer libro de la Biblia dice que en el pasado los
humanos vivieron en armonía, que pusieron fin a la misma por comer la fruta
prohibida, y que diez generaciones más tarde destruyeron casi por completo a sí
mismos. Reconoce así la lección más importante que la humanidad tiene que
aprender: el hecho que una sociedad que no vive en armonía está destinada a
autodestruirse. El autor del Génesis logró prever algo que nosotros solo
podemos entender ahora.
Cuando reflexionamos sobre la evolución de la
humanidad, vemos que la tecnología hace que las armas sean continuamente más
sofisticadas, mientras que al mismo tiempo permite a un porcentaje cada vez más
pequeño de la población mundial apropiarse de un porcentaje cada vez mayor de
todos los recursos disponibles, lo que aumenta la tensión entre los diferentes
grupos de personas, y entre ellos y su entorno. Ahora que tenemos armas de
destrucción masiva, la autodestrucción de la humanidad puede ocurrir en
cualquier momento.
Para asegurar la supervivencia de la humanidad tenemos que
preguntarnos por qué tenemos conflictos, y eso es lo mismo que preguntar a qué
se refiere el fruto prohibido. Al indicarnos que Adán y Eva eran vegetarianos
antes de su expulsión del paraíso, el Génesis asocia la armonía con una dieta
vegetariana y sugiere que un cambio en la dieta humana puso fin a la armonía.
Los judíos, los cristianos y los musulmanes ansían el paraíso
a causa del Génesis, pero prefieren ignorar que el Génesis asocia el paraíso – una
sociedad armoniosa – con una dieta vegetariana. Esto ocurre porque consideran que
la Biblia contiene la palabra de Dios y tienen una comprensión 'pagana' de Dios.
La gente que ve
a Dios como un padre (o soberano) que debe ser obedecido en todo momento, le
permite que sea caprichoso. Aceptan que Dios puede prohibir algo o cambiar de
opinión sin ninguna razón. Lo que importa para ellos no es por qué había una
fruta prohibida o a qué se refiere, sino el hecho de que Dios prohibió a Adán y
Eva comerla. En lugar de ver el final del paraíso como el resultado por haber
comida la fruta prohibida, lo consideran el castigo por haber desobedecido a
Dios.
Dios recetó
primero a Adán y Eva una dieta vegetariana, pero más tarde permitió a Noé comer
carne. Es por esta razón que los judíos, los cristianos y los musulmanes comen
otras criaturas, ignorando así que el Génesis asocia la armonía con una dieta
vegetariana. Sin embargo, esta nueva ley dietética oculta una realidad para
aquellos que no pregunten por qué Dios cambió de opinión.
Las personas que
no cuestionan al Dios4 del Génesis, se
apoyan en esta segunda ley dietética para ignorar la ley anterior. Están tan
contentos de que Dios les permitió comer carne, que no se preocupan por qué
cambió de opinión. No prestan ninguna atención al hecho de que Dios le dio a
Noé la segunda ley después de exclamar: ”Nunca más
volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón
humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo
he hecho.”
Esta claro que Dios
no estaba contento con Noé. Tenía una buena razón para estar decepcionado. Le
había pedido a Noé llevar con él en el arca a los animales, para que también podían
sobrevivir el Diluvio Universal, y lo primero que hizo Noé al desembarcar fue
ofrecer un sacrificio de algunos de esos animales.
La segunda ley alimenticia dice: “Todo lo que
se mueve y tiene vida os servirá de alimento”. Por lo tanto, no solo da permiso
para comer a animales, sino también a humanos. Y como luego dice: “Sólo
dejaréis de comer la carne con su alma, es decir, con su sangre, y yo os
prometo reclamar vuestra propia sangre: la reclamaré a todo animal y al hombre:
a todos y a cada uno reclamaré el alma humana. Quien vertiere sangre de hombre,
por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo El al
hombre” Dios permite a Noé y sus descendientes comer otras criaturas para
recuperar a su alma humana. Una vez que recuperen su alma humana, ya no tienen
que comer otras criaturas.
Los cristianos justifican su dieta omnívora basándose en la
segunda ley dietética, pero luego comen sangre, algo que ésta prohíbe por la
segunda ley dietética. Esto demuestra que uno puede ignorar en la Biblia lo que
uno quiere ignorar.
Mucha gente dice que lo contrario es cierto: que uno puede
encontrar en este libro lo que uno quiere encontrar. El hecho de que en el
pasado la Biblia ha sido utilizada tanto para defender como para condonar una
misma idea –la esclavitud, el alcohol, etc– muestra que es cierto que este
"libro sagrado" puede ser interpretado de muchas maneras. Pero eso no
quiere decir que uno puede encontrar en él todo lo que uno quiere encontrar. Por
ejemplo, no se puede encontrar que en los días del Paraíso a Adán y Eva
comieron los animales
Lo que sí es cierto es que se puede hacer ignorar en él –y en
la vida en general– lo que uno quiere ignorar. Por ejemplo, se puede ignorar que
Dios prohibió comer sangre y que asocia el paraíso con una dieta vegetariana.
En la ley dietética que Dios da a Noé, Él se refiere a la ley
dietética dado anteriormente a Adán y Eva. Mientras que en esta segunda ley de
Dios indica: "Todo lo que se mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo
os lo doy, lo mismo que os di la hierba
verde" (Gn9: 3), en la primera ley dice: "Ved que os he dado toda
hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo
árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento. Y a todo
animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la
tierra, animada de vida, toda la hierba
verde les doy de alimento". (Gn1:29-30)
El hecho de que Dios había dado las hierbas verdes a los animales significa que
él consideraba a Noé como un animal. Esto explica por qué Dios dice a Noé y su
familia que tengan que reclamar su sangre humana (su alma humana).
No debe sorprendernos que la Biblia asocie el paraíso con una
dieta vegetariana. Para que haya armonía entre la gente hace falta tener
empatía – Hillel,
un famoso líder religioso judío del siglo I antes de Cristo, dijo que la Biblia
enseña no hacer a los demás lo que es odioso para uno –, y es obvio que los vegetarianos,
al poder imaginarse en el lugar de los animales, tienen empatía. Además, un
paraíso no lo es solo para los humanos (o solo para los ricos, los blancos, los
cristianos, etc.). Vivir en armonía significa respetar a nuestro entorno, y
tanto las demás personas como las demás criaturas forman parte de él.
Desde nuestra infancia nos acostumbramos a una dieta
particular y así es muy difícil cuestionar lo que comemos o no comemos. Es por esta
razón que el Génesis no condena abiertamente comer otras criaturas. En el caso
de que la Biblia lo hubiera hecho, lo paganos nunca lo hubieron aceptado como
un "libro sagrado".
Los defensores de la dieta omnívora pueden oponer que en el caso
de que el vegetarianismo fuera importante, Dios hubiera prohibido comer otras
criaturas. Pero ignoran que en los días del paraíso Dios tampoco prohibió
matar, robar, mentir, etcétera. Esa única prohibición –mantenerse alejado de la
fruta prohibida– fue al parecer suficiente para garantizar la armonía.
Mantenerse a esta única regla les permitió respetar al medio ambiente, a los
demás seres humanos y a las demás criaturas.
En el pasado, algunas personas sí se dieran cuenta del hecho
de que el Génesis asocia el paraíso con una dieta vegetariana. Mientras que
Daniel, un libro del Anitugo Testamento sobre los días de la deportación a
Babilonia, menciona varios israelitas de estirpe real y de familia noble que
eran vegetarianos y se abstuvieron del alcohol (Dn1), el Nuevo Testamento
sugiere que también los primeros cristianos –Jesús era de ascendencia noble– fueran
vegetarianos (y se abstuvieron del alcohol): San Pablo dice en Romanos: 'no es
bueno comer carne "(Rm14, 21).
Podemos preguntarnos si comer la fruta prohibido provocó
una reacción en cadena de violencia que lleva a más violencia5. Cuando
reflexionamos sobre la historia vemos que continuamente cometemos los mismos
errores. Esto significa que no aprendemos todo lo que nos enseñan nuestras
experiencias6 y que algo malo pasa con nuestra comprensión de la
realidad y, por lo tanto, también con nuestra percepción de la realidad7. Para
descubrir por qué tenemos conflictos, solo tenemos que preguntarnos qué
substancias alteran nuestra percepción de la realidad de tal manera que
prestamos tanta atención a ciertos aspectos que ignoramos a otros.
1 La ciencia no contradice a la Biblia, sino sólo a cierta interpretación
de este libro. Adán y Eve, por ejemplo, no representan a los primeros humanos,
sino sólo a la primera pareja que comió la fruta prohibida, poniendo así fin a
la armonía
2 El Génesis es un libro sagrado porque guarda secretos. La
palabra ‘sagrada’ tiene el mismo origen que la palabra ‘secreto’ y viene del
verbo latin ‘segregare’. Nuestros antepasados llamaron ‘sagrado’ a esa parte del
templo donde sólo el sumo sacerdote
podía entrar porque la habían segregada (separada) del resto. Como lo segregado
oculta algo a los demás, asociaron entre sí los conceptos ‘sagrado’ y ‘secreto’
desde el principio.
3 Los misticos associan la
palabra griega ‘genesis’ (comienzo) y ‘gnosis’ (sabiduría oculta /
comprehension) entre sí porque tienen los mismo consonantes.
4. Podemos llamar ‘Dios’ a las
fuerzas que gobiernan el universo. Hay muchas leyes de la naturaleza pero todos
se basan en el principio causa efecto.
5. La violencia causa traumas y
estos son pasados de una generación a la siguiente que con el tiempo crean más
violencia.
6. Cuando uno aprende todos lo
que se puede aprender de una experiencia uno puede evitar que vuelve a occurrir
en el futuro.
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