No solo los academicos, sino cualquier
persona con una mente inquisitiva que se dedica a investigar, puede descubrir
cosas interesantes. Los autodidactas, como yo, encuentran sin embargo severas
dificultades para divulgar sus conclusiones. La gente se fía de las
autoridades, pero desconfía de los autodidactos. Es, por supuesto, mucho más
fácil reconocer una autoridad y acceptar sus ideas, que tener que reflexionar
uno mismo sobre ciertas ideas o tener que evaluar si las ideas de un
autodidacta tienen o no sentido.
Como la gente idolatra a la autoridad – un
académico, un líder religioso, etc. – quiero señalar que Albert Einstein dijo:
“Una fe ciega en la autoridad es el mayor enemigo de la verdad.” y “La
sabiduría no se consigue gracias a la enseñanza, sino gracias al esfuerzo de
toda una vida para conseguirla.” Y también dijo: “Lo importante es no dejar de
cuestionar. La curiosidad tiene su propia razón de existir.”
Cuando descubrí las citas de Albert
Einstein, hace algo más de un año, sentí que finalmente había encontrado a
alguién que me entendía. Soy apasionadamente curioso y cuestiono a la
autoridad. Por esta razón, en vez de simplemente rechazar una idea que no tiene
sentido – la concepción virginal de Jesús, por ejemplo –, como hacen los
escépticos y los cínicos, he estudiado dónde el cristianismo encontró esa idea
y así descubrí que tiene su orígen en una mala interpretación de un enigma en
el Evangelio de San Mateo.
Jesús dijo: “La verdad os hará libres.”
Esto tiene sentido porque la creencia en una falacia – la idea de que Jesús
nació de una virgen, por ejemplo –, es realmente la creencia en la autoridad
que defienda esa falacia, lo que hace uno ve a esa autoridad como un maestro y a
uno mismo como un esclavo.
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