jueves, 17 de abril de 2014

EL QUESO Y LA RELIGIÓN

El queso y la religión no son conceptos que solemos asociar entre sí, pero sí tienen algo en común.
Las palabras ‘queso’, cheese (inglés) y kaas (neerlandés) vienen del latín caseus, un verbo que originalmente significó ‘cuajar’. Para los primeros que se familiarizaron con este nuevo producto, lo más significativo era que la leche había tomado una consistencia sólida.
También las palabras fromage (francesa), formaggio (italiana) y formatge (catalán) vienen del latín. En estas palabras reconocemos la palabra ‘forma’.  Si al principio nuestros antepasados solo producían queso fresco o requesón, más adelante lograron darle más consistencia y esto permitió darle una forma. Para diferenciar este producto del queso normal, le dieron un nombre nuevo. Primero lo llamaron caseus formatus y luego, para abreviar, formatus.
En ciertas regiones este nuevo nombre tuvo tanto éxito que, después de varios siglos, se reemplazó la palabra caseus de tal manera que hoy no solo se refiere a un queso sólido que tiene una forma determinada, sino también al queso fresco o requesón. Sin embargo, caseus aún sobrevive en la palabra francesa caséeux, que significa caseoso. En otras regiones ocurrió justamente lo contrario. Allí fue la palabra caseus, que después de referirse originalmente solo al requesón, evolucionó de tal manera que hoy también se refiere a un queso sólido que tiene forma.
La pronunciación de formatus evolucionó luego hasta convertirse finalmente en la palabra francesa fromage, la italiana formaggio, y la catalana formatge. Estos nombres distintos se deben al hecho de que después de la caída de Roma el latín evolucionó de una manera distinta en las distintas regiones que anteriormente formaron parte del Imperio Romano. Esto ocurrió porque, por un lado, estas regiones ya no estaban tan bien comunicadas entre sí, por otro, porque por cada región pasaron otros pueblos cuyos idiomas rivalizaron así con el latín de sus habitantes. Mientras que la mayoría de estos se expresaba en un latín que continuamente adoptaba nuevas palabras y que cambiaba de pronunciación por la influencia de estos otros pueblos, los intelectuales de estas diferentes regiones seguían utilizando el latín tradicional para poder entenderse entre sí.


Antiguamente, en diferentes zonas del mediterráneo, para dar forma a los quesos utilizaban el esparto, una hierba que permita formar trenzas con las que se puede hacer cintas de diferente grosor. Con estas cintas formaban un círculo, que ponían encima de una tabla de madera, creando así un recipiente cilíndrico en el que vertían la leche cuajada. Como estas cintas producían un dibujo en el exterior del queso, tallaron también las tablas de madera que servían de soporte.

La forma más común para un queso es el cilindro. Es el caso del Manchego, del Emmental, del Gouda, del Brie, del Roquefort, del Camembert, etc. Es también el caso de un queso cremoso de leche de vaca que hacen en gran parte de Galicia. Sin embargo, en Santiago de Compostela y sus alrededores este queso tiene la forma de un pecho femenino. Y aquí encontramos una relación entre el queso y la religión, porque el origen de esa forma peculiar tiene que ver con una decisión que un arzobispo tomó hace varios siglos.


Para mucha gente, lo más bonito de la catedral de Santiago es el Pórtico de la Gloria. Esta puerta de la época románica, obra del Maestro Mateo, que originalmente daba a la Plaza del Obradoiro, está ahora escondida detrás de la ‘nueva’ fachada barroca. Una de las figuras bíblicas representadas aquí es Esther. El escultor retrató a esta reina con un busto amplio, pero el arzobispo luego le dio la orden de cercenar sus pechos. Como protesta contra esta  decisión, los habitantes de la ciudad dieron a sus quesos la forma de un pecho, creando así la famosa Tetilla Gallega.


Aunque la escultura de Esther ya no llama la atención, otra sí lo hace. Es la del profeta Daniel, enfrente de la reina, quien la mira con una sonrisa pícara. Antiguamente, estas esculturas estaban policromadas –pintadas– y aún hoy podemos ver que Daniel se ruboriza por lo que sus ojos presenciaron anteriormente. Al no haber ninguna referencia escrita sobre esa orden eclesiástica, los historiadores consideran que esta historia, que los guías de Santiago de Compostela suelen contar a los turistas, es una leyenda. Sin embargo, puede ser cierta ya que hay otros relatos sobre obispos que se escandalizaron por esculturas del arte románico.

En Cantabria y el norte de las provincias de Palencia y Burgos hay varias iglesias románicas que tienen canecillos –unas piedras esculpidas en lo alto de un muro, justamente debajo del tejado– que llevan representaciones eróticas e incluso pornográficas. Algunos guías comentan que en cierto momento un obispo de Palencia hizo quitar varias de estas piedras en las iglesias de su obispado. Explican que por esta razón, en la iglesia de San Martín de Fromista, que está en el camino de Santiago, y que fue completamente restaurada hace algo más de un siglo, solo quedan canecillos eróticos en la parte más alta. No fueron quitados porque para verlos se necesita unos prismáticos.

Una de las gárgolas del  Hostal de los Reyes Católicos, el antiguo albergue de peregrinos que hoy es el Parador de Santiago, representa a un hombre que toca sus pies con sus manos. Lo sorprendente no es que al llover el agua sale por su ano, sino dónde tiene su boca. Como se necesitan prismáticos para ver lo que se está haciendo a si mismo, no fue ‘censurado’.Al no haber encontrado una explicación satisfactoria sobre el orígen de estas esculturas, me quedo con el comentario más simpático que he oído: que así un párroco podía señalar a sus feligreses las esculturas explicándoles que no debían hacer ni esto ni lo otro, porque todas estas cosas eran pecado.
El hecho de que al investigar el origen de las palabras ‘queso’ y fromage descubrimos cosas interesantes, nos anima a investigar de dónde viene la palabra ‘religión’. Viene del latín, de las palabras ‘re’, que significa otra vez, y ‘legere’, que primero significó reunir y más adelante leer. Por lo tanto, este verbo se refirió originalmente a leer unos escritos una y otra vez.
¿A qué escritos se referían los que inventaron la palabra ‘religión’? Obviamente, se trata de la Biblia, una obra que muchos consideran un libro sagrado. ¿Por qué había que leer estos escritos una y otra vez? Cuando investigamos el origen del verbo ‘sagrado’, vemos que las palabras ‘sacro’ y ‘sagrado’ tienen el mismo origen que ‘secreto’. Vienen del verbo ‘segregar’. Nuestros antepasados llamaron ‘sagrado’ a esa parte del templo donde sólo el sumo sacerdote podía entrar, porque la habían segregada (separada) del resto. Como lo segregado oculta algo a los demás, asociaron entre sí los conceptos ‘sagrado’ y ‘secreto’. Por esta razón, cuando más adelante elaboraron unos relatos que guardaban secretos, los calificaron también ‘sagrados’, al igual que los libros en los que luego los apuntaron. Vemos así que la palabra ‘religión’ se refirió originalmente al estudio de los libros sagrados para descubrir así sus secretos, ya que leer estos libros una y otra vez ayuda a asociar ciertas historias entre sí –a ‘reunirlas’– y esto lleva a una mejor comprensión del conjunto.
El significado de las palabras ‘sagrado’ y ‘religión’ ha cambiado mucho. Hoy muchos consideran que un libro sagrado es una obra inspirada por Dios que dice toda la verdad y que ‘religión’ es un sinónimo de ‘doctrina’, ‘credo’, ‘creencia’ y ‘fe’. Cuando consultamos un diccionario encontramos para ‘sagrado’: dedicado a Dios y al culto divino –por esta razón, muchos consideran esta palabra un sinónimo de ‘intocable’–  y para ‘religión’: conjunto de creencias, dogmas, normas morales, sentimientos y ritos referidos a la divinidad.
¿A qué se debe el cambio de significado de estas palabras? En primer lugar, se debe al hecho de que antiguamente muchas tribus, que tenían un conjunto de creencias y rituales referidos a la divinidad, pero no disponían de unos libros sagrados.  Por lo tanto, no utilizaron la palabra ‘religión’. Los romanos, por ejemplo, llamaron este conjunto de creencias y rituales ‘res divinae’, que significaba ‘cosas divinas’, o ‘pietas’, que significaba ‘conducta obediente’. Solo más tarde, cuando se convirtieron al cristianismo y aceptaron a la Biblia como un libro sagrado, empezaron a llamarlo ‘religión’. Mientras que al principio utilizaron esta nueva palabra para hacer una distinción entre la ‘res divinae’ (o ‘pietas’) de sus antepasados y la nueva religión que se basaba en unos libros sagrados, más adelante ‘religión’ se convirtió en un sinónimo de ‘res divinae’ (o ‘pietas’). Por esta razón, hoy llamamos también ‘religión’ a un conjunto de creencias y rituales que carece de libros sagrados.
El cambio de significado dado a las palabras ‘libro sagrado’ y ‘religión’ se debe en segundo lugar a las características de un libro sagrado. Como un libro sagrado guarda secretos que interactúan con la evolución global de la humanidad, hay relatos que al perder su contexto histórico ya no se entienden. Esto conlleva que con el tiempo es fácil interpretar estos relatos de distintas maneras. Como estas interpretaciones distintas amenazan la unidad y, por lo tanto, también a la supervivencia de esta religión, sus autoridades –los discípulos de los discípulos de su fundador– suelen determinar cuál es la correcta. La interpretación que entonces gana no es necesariamente la correcta –el fundador de esta religión ya no está para poder consultarle– sino solo la que consigue más apoyos entre los discípulos. Al defender una interpretación y considerar heréticas a todas las demás, los discípulos adoctrinan a sus seguidores, y esto es, de alguna manera, justamente lo contrario de buscar la verdad.
Debemos ahora reflexionar sobre qué puede motivar a alguien escribir un libro que guarda secretos. Una posibilidad es que esta persona entienda cosas que sus contemporáneos no logran entender. En ese caso, si no quiere que su sabiduría se pierda, no tiene más remedio que inventar unos relatos que guardan un misterio que cada generación pasa a la siguiente hasta que por fin llegan a esa generación que logra descubrir sus secretos.
¿Guarda la Biblia realmente secretos? ¿Cuáles son? El secreto más importante de la Biblia se refiere a la lección más importante para la humanidad. Aunque podría explicar enseguida de qué se trata, prefiero hacerlo en un artículo posterior. De esta manera se dispone de más tiempo para meditar sobre el tema. Para descubrir cuál es la lección más importante para la humanidad, solo se tiene que reflexionar sobre la esencia de nuestra evolución.

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