miércoles, 30 de julio de 2014

NI CREYENTE NI ESCÉPTICO, SINO UN 'SEEKER', UN BUSCADOR DE LA VERDAD*




“De todas las comunidades de las que disponemos, no hay ni una a la que me gustaría dedicarme con la excepción de la sociedad de los verdaderos buscadores de la verdad, que tiene muy pocos miembros vivos en cualquier momento dado.”



Cuando hablo de la religión o de la Biblia, a menudo los creyentes piensan que soy un escéptico, y los escépticos que soy un creyente, pero no soy ni uno ni otro. Aunque mucha gente supone que o bien aceptas o rechazas ciertas creencias, también puedes investigar de donde vienen esas creencias, y lo que significan, para conseguir así una mejor comprensión de la religión y de la Biblia.
Un buscador de la verdad anhela una mejor comprensión de sí mismo y del mundo en el que vive. Eso es importante porque al hacer preguntas –al formular las preguntas adecuadas–obtenemos sabiduría.
Algunas de las preguntas que un buscador de la verdad formula con respecto a la religión y la Biblia son: ¿Qué es una religión? ¿Por qué algunas personas aceptan y otras rechazan ciertas creencias? ¿Cuál es el origen de esas creencias? ¿Qué es Dios? ¿Por qué las comunidades que ahora creen en un solo Dios, creían anteriormente en muchos dioses? ¿Tienen  todas las personas que creen en Dios la misma idea acerca de Dios? ¿Es el Dios en el que creen los creyentes el mismo Dios en el que no creen los ateos? ¿Por qué piensan algunas personas que Dios es un ser humano con poderes sobrenaturales? ¿Qué son los libros sagrados y quién los escribió? ¿Qué hizo en cierto momento a nuestros antepasados suponer que un libro sagrado contiene la palabra de Dios y dice la verdad?
¿Qué es una religión? Cuando buscamos el origen de esa palabra encontramos que mientras algunos lingüistas sostienen que proviene de la palabra latina 'religare', que significa volver a unir, otros sugieren que viene de la palabra latina 'relegere', que significa volver a leer. Como las religiones antiguas no tenían 'libros sagrados', y los paganos necesitaban una palabra para referirse al estudio de los libros sagrados cuando adoptaron el cristianismo, tiene sentido suponer que viene de 're-legere'.
Antes de convertirse al cristianismo, los romanos llamaron a sus rituales y creencias 'pietas'. Aunque al principio 'religión' se refería al estudio de los libros sagrados, después su significado cambió, y la gente comenzó a usar esa palabra como sinónimo de 'pietas'. Por esta razón, hoy no exigimos a una religión de que tenga libros sagrados.
¿Qué es un libro sagrado? Cuando buscamos el origen de 'sagrado' encontramos de que proviene de la palabra latina 'segregare' (separar) y que originalmente se utilizaba esta palabra para referirse a la parte del templo donde sólo el sumo sacerdote podía entrar. También la palabra 'secreto' viene de la palabra latina 'segregare'. Como lo segregado oculta algo a los demás, ​​asociaron  entre sí los conceptos 'sagrado' y 'secreto'. Por esta razón, cuando más tarde elaboraro unos relatos que guardaban secretos, los calificaron también 'sagrados', al igual que los libros en los que más tarde los apuntaron. Vemos así que la palabra 'religión' se referió originalmente al estudio de los libros sagrados para descubrir así sus secretos, ya que leer estos libros una y otra vez ayuda a asociar ciertas historias entre sí –‘reunirlas’–, y esto lleva a una mejor comprensión del conjunto.
Cuando uno se da cuenta de lo que la palabra 'religión' significó originalmente, sorprende de que hoy en día se utiliza a menudo de manera intercambiable con 'fe'. Buscar la verdad es de hecho muy diferente a creer que ya se sabe la verdad.
¿Guardan todos los libros sagrados secretos? No necesariamente, porque no sabemos los criterios que las autoridades religiosas utilizaron para llamar a un libro sagrado. Como la Biblia es una colección de libros, esto significa que algunos pueden guardar secretos y otros no. En el caso del  Génesis no hay duda, porque reconoce la lección más importante que la humanidad tiene que aprender: el hecho de que una sociedad que no vive en armonía está destinada a autodestruirse. Una buena razón para estudiar –re-leer–  el Génesis es que para evitar nuestra autodestrucción tenemos que preguntarnos por qué tenemos conflictos con los demás y con nuestro entorno, y esto es lo mismo que preguntar a qué se refiere la fruta prohibida.
Sorprende mucho que el Génesis reconoce lo que va a ocurrir con una sociedad que no vive en armonía, ya que fue escrito hace miles de años, y fue la invención de las armas nucleares que nos permitió llegar a esta conclusión. ¿Qué ayudó al autor (autores) del Génesis darse cuenta de que una sociedad que no vive en armonía está 'condenada' a autodestruirse? Podemos suponer que descubrió que la humanidad se autodestruyó en el pasado y que por esta razón sabía que si la humanidad no aprendiera nada de esa experiencia esto volvería a suceder en el futuro.
¿Por qué guardan los libros sagrados secretos? ¿Por qué contiene el Génesis secretos? Esto se debe al hecho de que para entender nuevas ideas tenemos que estar listo para ellas. Mientras que un iluminado lo está, porque tiene una visión amplia sobre la evolución de la humanidad, los demás no lo están, porque aún son 'prisioneros' del presente y, por lo tanto, incapaces de cuestionar viejos hábitos y viejas creencias.
Para los que viven en una era de armas primitivas es difícil imaginarse bombas capaces de destruir la atmósfera de la tierra. El autor del Génesis logró hacerlo, sus contemporáneos no. Al darse cuenta de esto, sabía que la humanidad sólo sería capaz de imaginar la última consecuencia de no vivir en armonía cuando volviera a disponer de estas armas. También sabía que para poder evitar su autodestrucción, la humanidad debiera entonces poder descubrir por qué tienen conflictos entre sí y con su entorno, y que esto significaba ser capaz de cuestionar sus hábitos y sus creencias.
Como este iluminado –el  autor del Génesis– no quería que su sabiduría se perdiera, buscó una manera para comunicarse con esa generación que dispusiera de nuevo de armas de destrucción masiva. Inventó entonces unos relatos que una generación pasara a la siguiente hasta llegar por fin a esa generación que iba a ser capaz de causar una gran catástrofe. Y para que esa generación pudiera restaurar la armonía, estos relatos debieron ayudar a todas esas generaciones con su evolución espiritual, de modo que, poco a poco, la humanidad aprendiera a cuestionar sus hábitos y sus creencias.
Gracias a las muchas preguntas que hacen, los buscadores de la verdad consiguen una mejor comprensión de la religión y de la Biblia. Es porque los creyentes y los escépticos tienen prejuicios y no leen este libro de una manera objetiva, que no se dan cuenta de que es la obra de un iluminado, y que preguntar por qué tenemos conflictos con los demás y con nuestro entorno es lo mismo que preguntar a qué se refiere la fruta prohibida.
Aunque los creyentes y los escépticos defienden ideas opuestas, tienen en realidad mucho en común. Tomamos, por ejemplo, sus puntos de vista sobre el origen del universo. Aunque parece haber una gran diferencia entre suponer que el universo comenzó con un Big Bang hace varios millones de años, y creer que Dios creó la tierra hace menos de seis mil años, ambas visiones dan por sentado que hay un punto de partida. Además, preguntar qué causó el Big Bang es muy similar a preguntar quién creó a Dios. El lector atento del Génesis –el buscador de la verdad– se da cuenta de que el relato sobre la creación nos anima a reflexionar sobre la eternidad. Si este libro empieza con "En el principio", no es porque supone que hubo un principio, sino porque para contar cualquier historia, incluido el de la eternidad, debemos elegir un punto de partida, y elegir un nombre –el principio– para referirnos a ese momento.
Los creyentes y los escépticos interpretan también a Adán y Eva de una manera similar. Tanto para unos como para otros son las primeras personas en la tierra. Sin embargo, para el autor del Génesis sólo se refieren a la generación que puso fin a la armonía.
Los creyentes y los escépticos tienen también ideas similares sobre la fruta prohibida. Ambos asumen que es una metáfora. Pero ignoran que Adán y Eva eran vegetarianos en los días de paraíso, y que el Génesis asocia así el final de paraíso con un cambio de su dieta.
La principal diferencia entre los creyentes y los escépticos es que los primeros dan más importancia a lo que dice un libro antiguo y los segundos a lo que dice la ciencia. Pero tienen en común que no basan su opinión en un estudio propio, sino en el de unas autoridades.
Los escépticos suponen que la ciencia ha demostrado que lo que dice la Biblia es falso, pero ignoran que lo que creemos que dice la Biblia, no es necesariamente lo que dice realmente, y que a veces lo que creemos que ha sido demostrado por la ciencia no lo es de verdad. El hecho de que a menudo nuevas teorías científicas contradicen teorías anteriores nos enseña que no podemos estar seguros de que todas nuestras teorías científicas son ciertas.
Podemos comparar las diferentes visiones sobre la religión con las diferentes etapas que atravesamos en la vida: la del creyente con un niño, porque el creyente se cree todo lo que dice su religión, al igual que un niño se cree todo lo que dice su papá; la de un escéptico con un adolescente, porque un escéptico se rebela contra la religión cuando descubre que la ciencia contradice algunas de sus ideas, al igual que un adolescente se rebela contra su padre cuando descubre que no todo lo que dice es cierto, y la de un buscador de la verdad con un adulto, porque al igual que un buscador de la verdad evalúa la religión por sí mismo, en lugar de basar su punto de vista sobre la opinión de los demás, un adulto evalúa la información por sí mismo, en lugar de basar su punto de vista sobre la opinión de los demás.
¿Porqué hay tantas personas que no se hacen adultos? Es porque es más fácil aceptar ideas que evaluarlas uno mismo que hay tan pocos buscadores de la verdad. Sin embargo, aceptar ideas que no comprendemos por completo, conlleva convertirmos en los esclavos de las autoridades que defiendan esas ideas. Al tener fe en autoridades, subestimamos nuestra propia comprensión.

Los escépticos no son necesariamente mas evolucionados que los creyentes. Es cierto que para convertirse en un buscador de la verdad debemos cuestionar a las autoridades, pero ¿por qué cuestionar a las autoridades de la religión y no a los de la ciencia? O viceversa, ¿por qué cuestionar a las autoridades de la ciencia y no a los de la religión?

Los creyentes y los escépticos tienen también en común que defienden una fuente de información, mientras que ignoran otra. Por lo tanto, ambos son ignorantes, ya que un ignorante no es un idiota, sino alguien que ignora cierta información. ¿Y hay algo más ridículo que ignorar información deliberadamente? Einstein, un buscador de la verdad, dijo que la ciencia sin la religión es coja y que la religión sin la ciencia es ciega. Estoy totalmente de acuerdo con él.

* He traducido ‘seeker’ por ‘buscador de la verdad’, porque el verbo inglés ‘to seek’, no solo se refiere a buscar, sino también a desear encontrar lo que se busca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario